La ciudad

LOCALIZACIÓN

Visitar Almería está al alcance de la mano desde cualquier rincón de Europa. El aeropuerto, situado a tan sólo unos minutos de la capital por autovía, pone en comunicación Almería con las principales capitales españolas y del Viejo Continente.

Como ciudad de clara vocación marítima, Almería recibe en su puerto embarcaciones y cruceros procedentes de los más diversos países, cubriendo además líneas regulares a los puertos de Melilla , Nador (Marruecos) y Ghazaouet (Argelia), en la costa norteafricana.

Por carretera, se accede con comodidad a la comarca a través de la autovía del Mediterráneo, la A-92 une Granada-Almería, por Guadix, y desde la costa malagueña por la ctra. N-340 con bastantes tramos de la autovía del Mediterráneo ya en servicio. Una completa red de carreteras recorre la zona, enlazando la capital con las poblaciones del norte y Níjar, además de las carreteras y vías secundarias del interior del Parque Natural. Hay que tener en cuenta que muchas de las playas de Cabo de Gata-Níjar, para preservar este importante espacio natural, no cuentan con acceso para vehículos, siendo visitables tan sólo a pie o en bicicleta.



CLIMA

Almería ostenta el título de ciudad con más horas de sol al año, un total de 3.000. La temperatura media anual es de 18/19ºC, y la de sus aguas en invierno es más cálida que la del aire, lo que invita al baño en esa época. El clima de Almería es subtropical, mediterráneo, cálido y seco. Su característica más destacable es su cielo despejado y luminoso. Dado el benigno clima del que goza Almería, hace de ella un destino turístico donde durante todo el año se pueden programar unas originales vacaciones, en las que disfrutar tanto de las playas, como de cualquier tipo de actividades o deporte activo, así como visitas culturales a su patrimonio histórico-artístico; medios naturales, parajes y cuevas de alto interés cultural.


HISTORIA

El Cerro de la Alcazaba fue objeto de la más temprana ocupación en época prehistórica, en un período que podría situarse en la Edad del Bronce. Posteriormente en época prerromana nos encontramos con hallazgos fenicios. De época romana, son numerosos los restos cerámicos hallados en las excavaciones, abarcando una amplia cronología desde el primer siglo de la era a las últimas producciones de cerámica fina, con especial incidencia en el período final o tardo romano (siglos V a VII).

Está ocupación abre la posibilidad de la permanencia del hábitat hasta la "fundación" de la ciudad en el año 955, en base a una pequeña población marítima dependiente del interior (URCI), de la que sería puerto natural y cuyos vestigios se encuentran en diversos lugares de la actual ciudad. Las primeras noticias fidedignas sobre la Almería Musulmana se remontan al siglo IX, cuando Abd al-Rahman encomendó la vigilancia de la costa a un grupo de yemeníes con el fin de impedir el desembarco de los normandos. Junto a la población autóctona, se formó una república de marinos con sede en Pechina, y cuya prosperidad se basaba en el comercio, especialmente con el Norte de África.

Pechina se engrandeció y adquirió características de verdadera ciudad, siendo Almería en los siglos IX y 1º mitad del X, el barrio marítimo de Bayyana, habitado por comerciantes y pescadores y defendido por una torre vigía o atalaya, para así controlar fácilmente la bahía.

La torre de vigilancia se situaba en lo más alto del Cerro de la Alcazaba, en lo que hoy es el tercer recinto. De esta torre vigía o atalaya procede el nombre de la ciudad: Al-mariyat Bayyana, la atalaya de Pechina. Tras la victoriosa lucha contra los rebeldes mozárabes, "Abd al- Rahman III" (912-961) dispuso trasladar la capital de la cora de Pechina, y la llamada atalaya de Pechina recibió el titulo de "ciudad". Se fundó una Mezquita Mayor y se construyó una muralla unida a la fortaleza. La ciudad quedó configurada alrededor de un núcleo central amurallado, La Medina, donde se concentraban la Mezquita Mayor o Aljama, la Alcaicería y las Atarazanas y el Zoco.

El centro religioso y comercial lo arropaban los arrabales, Al-Hawd y La Musalla, formando ciudades independientes, donde la población se agrupaba por origen, creencias y oficios. En 1009-10 comenzó la Guerra Civil, y la ciudad asume una de las Taifas más florecientes. Con la desintegración del Califato, a la muerte de Hixem II, Jayrán se apodera de la ciudad, la independiza de Córdoba y la convierte en Reino de Taifa. Jayrán amplió y reforzó la fortaleza, Almotacín alcanzó la gloria efímera al rodearse de literatos y poetas en su pequeña corte ilustrada.

En este siglo XI, Almería fue el puerto más internacional de Al-Andalus. El producto que más se exportaba era la seda, de excelente calidad y numerosa variedad de tejidos, que dieron fama a la ciudad con sus múltiples telares.
Almería, pese a todo, no pudo hacer frente a los Almorávides y, posteriormente, el esplendor económico atrajo la atención de los reinos cristianos, al mando de las tropas de Alfonso VII. La toma de la ciudad por los cristianos se realizó en 1147. Diez años después, en 1157, los almohades la reconquistan. Esta breve conquista de la ciudad supuso un quebranto económico.

Tras los almohades, entra el período nazarí en el siglo XIII en Almería, participando ésta en las continuas luchas internas que tuvo que afrontar el Reino Nazarí. Finalmente, mediante las campañas de 1488 y 1489,el territorio almeriense pasa a la soberanía castellana, y es el 26 de diciembre de 1489 cuando entran las tropas cristianas en la ciudad.

En definitiva, Almería, durante el período musulmán, fue cuando alcanzó su máximo esplendor, especialmente en el siglo XI-XII, tras la caída del Califato de Córdoba, y se convirtió en un populoso centro de civilización. Posteriormente, siete siglos después, a mediados del siglo XIX, volverá a alcanzar un importante dinamismo social y económico que surge al amparo de la minería y el comercio de la uva que enriqueció a la burguesía.

En la actualidad, Almería tiene una economía firme, que tiene sus más importantes pilares en el turismo y en el sector agrícola, a través de los cultivos en invernaderos.

GASTRONOMÍA

Los paseos por las calurosas calles de Almería tienen, sobre todo a la hora de la comida, una merecida y refrescante sorpresa, fruto de la variada gastronomía que se ofrece al visitante. No en vano este enclave andaluz es una de las zonas más propicias para el típico tapeo, acompañado, eso ya a la elección de cada uno, o de una refrescante cerveza o de los recios vinos de la tierra.

En la ciudad de Almería, los barrios de Pescadería, El Alquián y Cabo de Gata, entre otros, son los idóneos para saborear el pescado fresco, una dieta, aderezada con los excelentes aceites de Tabernas y La Alpujarra, que también comparten los pueblos de todo el litoral, aunque siempre en una sabrosa combinación con los productos de la huerta. Pero si el visitante lo que quiere es degustar la tradicional comida casera, en los pueblos del interior y de la costa encontrará todo tipo de tapas calientes cómo son las migas, las patatas a lo pobre y, como no, los embutidos y el lomo.Y para terminar una buena comida que mejor que una repostería de raíces moriscas.

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